miércoles, 20 de julio de 2016

Lo peor de tener trillizos

Cuando la gente te ve con trillizos lo más comentado es: "cuánto trabajo!! qué dineral!! vaya barriga tendrías!!! cómo te las apañas? me pasa a mí y me da algo, te admiro!!"


Y yo os digo: lo peor de tener trillizos no es el trabajo que dan (que lo dan), porque con organización, paciencia, ganas, y por qué no decirlo, ayuda, se sale adelante perfectamente. 


Lo peor no es el dinero que cuesta (que lo cuesta), porque te das cuenta de que a veces los bebés no necesitan tantas cosas materiales (os aseguro que muchas son perfectamente prescindibles) y en nuestro caso heredar ropita y accesorios de primos y amigos no ha sido nunca un problema. Y a la que dejas atrás leches especiales y pañales, la cosa cambia. 


Lo peor no es (o no lo fue en mi caso por lo menos) tener una gran barriga, porque de hecho mi embarazo fue muy bueno a pesar de considerarse de riesgo.


Lo peor es la sensación de que mientras atiendes a uno, no puedes estar con los otros dos. Qué tú eres una y ellos tres, cada vez más grandes y más independientes, y cada uno de ellos reclama su atención personalizada. Que cuando estoy acunando a uno de ellos un rato antes de ir a dormir (si, cada noche por turnos los cojo un ratito a cada uno), escuchas a los otros decir: mami, ya me toca a mi!!! Y te gustaría partirte en tres para poder abrazarlos a la vez. 


Pero... ¿sabéis? Hasta eso es positivo. Porque mis hijos saben desde que nacieron que hay que compartir, que hay que saber esperar, y que nunca estarán solos porque tienen dos compañeros de juegos de su misma edad que encima duermen en la misma habitación. Y yo, que soy su madre, tengo amor infinito para los tres hasta el día en que me muera. 




lunes, 11 de julio de 2016

Mamás más allá de los 40

Acabo de ver el programa "9 meses con Samanta Villar". Si, ya sé que hace siglos que lo dieron, pero lo acabo de ver. Me ha hecho recordar tanto mi embarazo... Yo, como ella, fui madre primeriza a los 40 años. Mamás añosas nos llaman. Pero lo cierto es que cada día somos más. 


Anne Igartiburu acaba de ser mamá biológica por primera vez a los 46 años (ya lo es adoptiva de dos niñas); Ana Rosa Quintana tuvo a sus mellizos con 48; la cantante Ana Torroja fue madre primeriza con 45; la periodista Gloria Serra ha dado a luz a gemelas con 50...


Como ellas, miles de mujeres en el mundo deciden (o lo deciden sus circunstancias como fue mi caso) ser madres pasada, y a veces bien pasada, la barrera de los 40. Las técnicas de reproducción asistida juegan a nuestro favor, en un mundo que funciona a un ritmo distinto que nuestra biología. Según parece, la mejor edad para tener hijos es, para las mujeres, de los 25 a los 35 años: a esa edad, muchas empezamos a plantearnos la maternidad. Otras, deciden congelar sus óvulos hasta que llegue el momento adecuado: algunas, renuncian para siempre a tener hijos.


Mis hijos nacieron, a mi pesar, con los 40 ya cumplidísimos. Yo hubiera estado encantada de tener a mis hijos antes... pero no pudo ser. 


Hay quien dice que es mejor ser madre joven porque tienes más energía y paciencia para ocuparte de tu/tus bebés. Yo no creo que sea así. Yo deseaba con tanta fuerza ser madre que estoy segura de que no hubiera sido ni más paciente ni más activa con 20.


Hay quien sostiene que con 40 tienes más experiencia, eres más sensata, has hecho tantas cosas (salir con tus amigos, viajar) que teóricamente no lo echas de menos y por tanto disfrutas más de la maternidad. Tampoco creo que sea así. Ni todo el mundo puede viajar, ni a todo el mundo le gusta salir y trasnochar, y la maternidad es tan maravillosa que la disfrutas a la edad que te llegue, sean 20 o 45


Ahora bien, todo tiene un limite. No puedo entender a esas mujeres con más de 60 que se empeñan en ser madres. Aunque la ciencia lo permita. Y no por ellas mismas, que estoy segura de que dan ese paso porque ansían algo que la naturaleza o sus circunstancias le negaron en su día. Por sus hijos, que están destinados a justificar siempre que esa señora que los viene a buscar al cole no es su abuela sino su mamá, y que más que probablemente serán huérfanos jóvenes. Muy jóvenes. Niños a veces. 


Hecha esta mención aparte, cuando pienso en mi propia historia veo una peli con dos partes, antes y después de los 40.

La primera, no me puedo quejar, la viví con alegría, proyectos, buena compañía y bastante buena suerte. 

La segunda, con más trabajo, más estrés, más prisas, menos tiempo para mí... pero con mis tres tesoros, Leo, Gemma y Lídia, que llegaron, ahora lo veo, cuando tenían que llegar. Con 40. Si no, no serían ellos.