sábado, 30 de mayo de 2015

No, no somos iguales hombre y mujeres.




No, no somos iguales hombres y mujeres, no son iguales niños y niñas. 

A ver, a ver, a ver... que nadie me malinterprete por favor!!! Hablo de las diferencias que, aparte de las físicamente obvias, veo entre mi niño y mis dos niñas.

Vaya por delante que los estoy educando igual, que comparten juguetes, que todo, todo, todo, lo hacemos igual con los tres.

Pero es inevitable: las niñas tienen ese instinto maternal que les hace dar un biberón a la muñeca mirándola con infinita ternura, y los niños esa parte más "brutota" que hace que paseen a esa misma muñeca por los pies mientras la cabeza arrastra por los suelos. 

Hace pocos días nació un bebé en la familia. Fuimos emocionados a conocer al nuevo primito, y de nuevo actitudes bien distintas entre las dos niñas y el niño.  Ellas miraban embelesadas al pequeñín y decían: bebé, bebé!! Él le echó un ligero vistazo, como diciendo: ¿esto era eso tan interesante que veníamos a ver? y enseguida buscó otro entretenimiento: descubrió que el edificio de la Maternidad era redondo, y se pasó un buen rato dando vueltas y llegando al punto de partida. Mientras tanto, las niñas fueron a la zona donde había otros recién nacidos para seguir observando medio alucinadas como los aseaban y vestían las enfermeras. 

Somos diferentes, no lo digo yo, hay miles de estudios científicos que demuestran que la mente masculina y la femenina organizan la información de diferente manera. Mientras nosotras somos más comunicativas, emocionales, intuitivas, con más capacidad de empatía para ponernos en el lugar de otro, ellos son más resolutivos, razonables y competitivos. 

Más allá de las diferencias que veo en mis dos hijas y mi hijo desde el punto de vista biológico, disfruto viéndoles crecer como seres humanos iguales en valores y derechos, y agradezco vivir en un mundo que les va a ofrecer similares oportunidades a nivel laboral y de desarrollo personal. En una cosa sí deseo que sean iguales: ojalá que los tres encuentren en su vida la felicidad. 

Gracias por leer a esta mamá de trillizos. 

Aquí os dejo un video:




jueves, 21 de mayo de 2015

Mamá de Trillizos 03: Entrevista enfermera bebés prematuros

Hoy hablamos en nuestra sección de TV con Silvia Sánchez, enfermera de neonatología, sobre niños prematuros.
Espero que os guste.




Mama de Trillizos TV 01: El sueño en los niños. Con el Dr. Estivill

Aquí tenéis el programa que hicimos en TeleTaxi TV sobre el sueño en los niños. Con la colaboración del Dr Estivill. 
Espero que os guste.



jueves, 14 de mayo de 2015

Guardería si? Guardería no?



Mis hijos no van a la guardería. Y no porque yo esté en contra de las guarderías, sino por un mero hecho práctico y también, por qué no decirlo, económico. 


Los que tenéis tres hijos (trillizos o no) o más, sabéis el enorme gasto que supone sacarlos adelante. 

Es verdad que donde comen dos comen tres, pero una cosa son los garbanzos o la sopa para tres, y otra vestir a tres, calzar a tres, subir a los caballitos a tres, o comprar pañales para tres. 

Y sobre todo, llevar a la guardería a tres. Si a eso le sumas que todos los padres que  llevan o han llevado a sus hijos te advierten que al primer amago de tos o mocos te los mandan para casa...¿qué haces? ¿pagar guardería y además canguro? ¿unos en casa y otros en el cole? Decidimos que podían estar en casa con alguien de confianza. Y estamos contentos de haberlo hecho así.



Encontrar a Georgina fue para nosotros una gran suerte. Aunque los abuelos nos echan no una, sino muchas manos (como explico en este post), tres niños dan mucho trabajo como para tener a los yayos todo el día con ellos. 

No sabíamos muy bien donde encontrar a una persona de confianza, seria, profesional y que no pusiera pegas a quedarse con tres. En ese momento los niños tenían poco más de seis meses, y os aseguro que manejarlos a los tres una persona sola no era fácil. 

A veces las cosas vienen solas, casi sin buscar, y así dimos con Georgina. Un buen amigo nos habló de ella, ya que había trabajado muchos años en la guardería donde llevaba a sus hijos. Georgina tenía mucha experiencia con niños pequeños, había tenido en su trabajo muchos a su cargo, y desde el principio se mostró encantada de poder cuidar a nuestros trillizos. 

¿Cuidar? La palabra se queda corta. Con Georgina, mis niños aprenden cada día cosas nuevas. Entienden (y ya chapurrean) a la perfección castellano y catalán, comen de todo y solitos, se lavan las manitas y los dientes, juegan y recogen sus juguetes, dan las gracias y saludan, cantan y aprenden números y letras... 



Estamos muy contentos de tener a Georgina con nosotros, y hasta que vayan al cole, nos gustaría poder seguir contando con ella. 



¡¡¡Gracias por todo, Georgina!!!




cuidando a trillizos

martes, 5 de mayo de 2015



bebé prematuro



Hasta hace casi 6 años que nació mi sobrina Claudia, yo no había conocido ningún caso cercano de parto prematuro. Mi cuñada María del Mar estaba llevando un embarazo normal y muy feliz después de que su segundo hijo (¡y una niña como ella quería!) se hiciera esperar. Su tensión alarmantemente alta hizo que una buena farmacéutica la mandara corriendo al hospital, donde le diagnosticaron una preeclamsia severa. 
A partir de ahí, ingreso inmediato y en un par de días (lo mínimo que se necesitaba para inyectarle corticoides y ayudar así a la maduración pulmonar del bebé), nació Claudia. Lo hizo con 860 gramos en la semana 28 de gestación. Pasó todo el verano en la Unidad de Neonatología del hospital de la Vall d'Hebrón de Barcelona, y por fin vino a casa, casi dos meses después, con 2,900 kg de peso.


Vivir tan de cerca el caso de Claudia me hizo ver que a veces, el nacimiento de un bebé no es tan idílico como parece. A veces no es sala de partos, ¡¡empuja que ya sale!!, papá cortando el cordón, besito de mamá y acercarlo al pecho, abuelos y familia cargados de regalos, fotos, fotos y más fotos... A veces es quirófano de urgencia, anestesia y cesárea, papá angustiado en sala de espera, bebé corriendo a incubadora, cables, respiradores, rezar para que todo vaya bien... No poder coger a tu hijo porque pesa un kilo, a veces menos...

Semanas de incertidumbre, cada gramo ganado es un éxito. Algunas veces, no sale bien. 

La diferencia entre María del Mar y yo en el momento de tener a nuestros bebés (aparte, claro, de que ella parió una y yo tres), es que yo sabia que mis hijos iban a ser prematuros si o si. Pasé el embarazo preparándome para ello, de hecho el objetivo era aguantar el máximo posible. Según la doctora Carreras si llegábamos a la semana 30 podíamos respirar. Mis hijos nacieron en la semana 32. Os lo explico en este post



Hay prematuros y grandes prematuros. 
Prematuro es todo bebé nacido antes de la semana 37, pero si nace antes de la semana 26 son "grandes prematuros". Si pesa menos de 750 gramos, las posibilidades de salir adelante se reducen muchísimo. 



Mis hijos fueron prematuros. No me fui a casa con ellos en brazos. No viví ese momento mágico de acunarlos y amamantarlos nada más nacer. Tuve que enchufarme a una máquina para sacarme leche y dársela después gota a gota a través de una sonda. El papá y yo nos poníamos a los bebés piel con piel sobre el pecho para practicar el método canguro que tanto bien les hacía. Os lo explico en el siguiente video. Fueron tres semanas en las que tuve la oportunidad de conocer a otras mamás y papás que estaban en la misma situación que nosotros, viendo como sus pequeños grandes luchadores ganaban peso y fuerza día a día. 



Si, es verdad, por muchos motivos mis primeros días como mamá fueron muy diferentes a como lo había soñado. Pero fueron sin duda días en los que aprendí que la vida, luchando, se abre paso sin remedio.