martes, 31 de marzo de 2015

Los trillizos, los reyes del supermercado



Antes del nacimiento de los trillizos, una de las cosas en las que me hacía ilusión pensar era en la hora de hacer la compra con mi futuro hijo o hija
Si, lo sé, puede parecer una tontería pero era una situación que, al imaginarla, me hacía sonreír. Veía niños con sus papás recorriendo los pasillos y llenando los carritos y me decía: "algún día yo me veré así".

También es verdad que vi alguna que otra rabieta de un pequeño rebotado porque mami no le compraba aquello que él quería en ese momento: "lo sabré gestionar" -pensaba-.

Lo que no sabía es que tendría tres bebés de golpe y que hacer la compra con ellos (lo mismo que pasear, bañarlos, darles de comer, llevarlos a dormir...) se convertiría en una pequeña aventura cotidiana. 
Pero comprar hay que comprar, y si no te queda más remedio que llevar a tus hijos contigo, está bien tener en cuenta algunos truquillos para que la salida no acabe en llanto y crujir de dientes.
Trucos que cuando vas con un niño son útiles, pero con tres, y de la misma edad, se convierten en indispensables
Conviene, en primer lugar, no llevarles ni con hambre, ni con sueño, porque entonces si que puede ser que se pongan nerviosos y te monten ese pequeño espectáculo que te hace sonrojar ante los demás compradores que, por otro lado, te entienden mucho mejor de lo que tu te imaginas en ese momento.

En este punto debo confesar que aún no ha llegado el día en el que mis trillizos me monten un "pollo" en el súper
Suelo llevarlos a uno cercano a casa donde ya nos conocen, y el comentario habitual del personal del establecimiento es: "¡¡qué buenos son tus hijos!!" También es cierto que de momento siempre llevo refuerzos: papá, yayo, yaya, prima...
También es recomendable ir con una lista o al menos una idea más o menos clara de que productos tienes que comprar, para ir al grano, agilizar la compra, y no estar más tiempo del deseado en el súper. ¡¡Ya se encargarán ellos de pedirte lo que tú no tenías previsto comprar!!
Implicarles en la compra es una de las mejores cosas que se pueden hacer. Así se sienten mayores y dispuestos a ayudarte, con lo cual lo más probable es que se comporten de maravilla y estén la mar de formalitos en el establecimiento.

Mis niños son aún muy pequeños, ¡¡pero aun así, funciona!! Les hago coger productos que están a su altura y ponerlos en el carrito. Les encanta ayudar. 
Lo que yo suelo hacer es darles a cada uno un carrito-cesta de esos mini, como podéis ver en el vídeo, y hacen el recorrido la mar de contentos por todo el supermercado. Eso si, igual un día de estos le pido al encargado que retire los rollos de papel de regalo con el dibujo de Peppa Pig de al lado de las cajas. Casi siempre me encuentro dos o tres entre los artículos "indispensables" en la lista de la compra. 






sábado, 28 de marzo de 2015

Cómo es parto de trillizos: o por lo menos, cómo fue el mío!!!!!


Todos hemos visto un parto en alguna ocasión, si no en directo -mujeres que habéis parido, maridos que han entrado al paritorio, personal médico...- sí en algún reportaje de la tele. Todos sabemos o podemos imaginar como es.

Este era mi aspecto poco antes de dar a luz...



Soñaba con el momento de ser madre y me imaginaba a mi misma respirando, resoplando, empujando, gritando... y a mi pareja a mi lado cogiendo mi mano y animándome mientras alguien diría; venga, que ya está aquí, ya asoma la cabecita!!! Y luego se oiría un llanto y me pondrían al bebé sobre el pecho y los dos lloraríamos de emoción y sería un momento maravilloso e inolvidable del que habría alguna foto para el recuerdo.


Pues bien, mi parto no se pareció en nada a lo que yo había imaginado.

Para empezar, yo supe desde el minuto uno que mi parto sería por cesárea.


No hay muchos trillizos en el mundo que hayan nacido por parto natural. En este tipo de embarazos poco habituales se intentan minimizar al máximo los riesgos, y que unos trillizos se coloquen para salir correctamente es bastante improbable: ¡¡no tienen espacio para buscar la posición correcta!!



Me habían dicho que era primordial que llegara a la semana 30, las palabras de la doctora Carreras fueron: "si llegamos a la 30, podemos respirar. Y a partir de ahí todo lo que puedas aguantar". Y aguanté... ¡¡¡dos semanas más!!!

Al inicio de la semana 32 de embarazo yo ya estaba ingresada. Había tenido subidas sospechosas de tensión y decidieron que me querían tener vigilada. Así que allí estaba yo, en una habitación del área Materno-infantil del Hospital Vall d'Hebron, viendo pasar los días con mi súper barriga. Algo aburrida y bastante mimada por las enfermeras y doctores (yo era María José "la de los trillizos").



La mañana del 7 de febrero, al ir al baño noté que tenía perdidas y así se lo hice saber a la enfermera de turno. Resultó que estaba teniendo contracciones. No muchas, pero las suficientes como para que el equipo de especialistas en neonatos decidiera que había llegado el momento


Era jueves, y preferían que los niños nacieran ya antes de que me pusiera de parto en plena noche o en fin de semana y no hubiera personal suficiente para asistirnos en el quirófano. Porque para un parto como el mío, se necesitaba mucha gente!!!

Llamamos a mi marido que se presentó en poco rato, y fuimos para el quirófano.

Teníamos la ligera esperanza de que dejaran a Juan Carlos estar presente en el nacimiento, pero finalmente no pudo ser. ¡Aunque yo creo que había tanta gente en el quirófano que no hubiera ido de uno más!

Había por lo menos tres especialistas por niño, más la doctora que me realizó la cesárea, el anestesista, las enfermeras, los
residentes... ¡¡¡parecía el camarote de los hermanos Marx!!!

El primero en nacer fue Leo. Lo escuché llorar. Me entró un escalofrío. Recuerdo perfectamente su carita cuando me lo acercaron dos segundos sólo para que lo viera y le diera un beso. Se lo llevaron enseguida, aunque todo indicaba que estaba bien.  Eran las 10:57 de la mañana.


Tres minutos después nacía Gemma. Ya de su cara y de la de Lídia (que salió al minuto de su hermana), no me acuerdo. Todo pasó muy deprisa, como en un sueño. Yo sólo preguntaba: "¿están bien? ¿están bien?" Y alguna de las tropecientas personas que había en el quirófano me iba diciendo: "sí, sí, tranquila. Ahora se los llevan a la incubadora pero están bien".

A lo lejos, asomando la cabeza como podía, estaba el padre de las criaturas. Se los mostraron un segundo y se los llevaron a los tres.

No me los pusieron al pecho, no tuve foto, no les sentí respirar... y encima tuve complicaciones en el post parto, me llevaron a la uci y hasta el domingo, tres días después, no los pude ver de nuevo ni cogerles... 



... pero acababa de empezar la aventura más maravillosa de mi vida.

Fuente de las imágenes: PhotoRack



jueves, 26 de marzo de 2015

Tengo trillizos y aún no me lo creo



Os miro jugando, comiendo, llorando, riendo,  y si me paro a pensar aún hay momentos en los que me pregunto: ¿es verdad? ¿soy madre de estos tres tesoros?


Fueron diez años de búsqueda. Primero ilusionada, como cualquier pareja que decide que ya ha llegado el momento y cree que es cuestión de calcular días y dar en la diana en cuestión de pocas semanas o meses.

Después inquieta, cuando un mes tras otro descubres que, aquello que parecía tan sencillo y natural en tu caso no tiene visos de hacerse realidad en tu caso. Al menos a corto plazo.

Esperanzada más tarde, cuando te dicen que la ciencia puede ayudarte a conseguir tu sueño y suspiras aliviada pensando que por fin encontraste la solución.

Triste y desolada, cuando intento tras intento la respuesta siempre es no, y no, y no. Rabiosa con la vida que te da tanto de todo pero no lo que más anhelas. Con la gente que te dice, pensando que te consuela: tú si que estás bien, que no tienes obligaciones y puedes entrar, salir, viajar, dormir, mimarte y dedicarte a ti misma por entero.



Llegasteis cuando menos esperanza tenía. Cuando el muro de los 40 años me había golpeado brutalmente en las narices. Cuando empezaba a hacerme dolorosamente a la idea de que la vida me negaba gestar, amamantar, acunar, abrazar y consolar a mi propio bebé.

Llegasteis a la vez y por triplicado para resarcirme de tanto deseo, para desbordarme de tanto amor y hacerme sentir inmensamente privilegiada. Para hacerme sentir culpable a veces de no tener seis brazos para acogeros y tres bocas para besaros al mismo tiempo a los tres.



'¿No quieres caldo? ¡Toma tres tazas!' Y me atiborro de vuestras risas y vuestros abrazos cuando llego de trabajar y corréis a mi con esa sonrisa y esa media lengua que me vuelve loca: ¡¡"mami, mami"!!


Llegasteis cuando teníais que llegar, aunque a mi me pareció que tardasteis mucho. Y os veo durmiendo, cuando os puedo contemplar con detalle y me lleno de amor, y me digo a mi misma: sí, todo mereció la pena. Los llantos, la espera, la rabia, el dolor. Vosotros, mis niños, lo merecéis todo. 

Y no me lo creo a veces, pero sí, estáis aquí, llenando mi vida de sentido.

Fuente de la imagen: www.openphoto.net


martes, 24 de marzo de 2015

¿Son trillizos? ¡¡¡Si no se parecen en nada!!!


Es curioso como muchos de los comentarios que me hacen acerca de mis trillizos gira en torno a lo poco que se parecen entre ellos.  De hecho es cierto: ¡no se parecen en nada!! Pero no sólo físicamente: también son completamente distintos en carácter, gustos y reacciones. 
Primero quiero aclarar que mis hijos son trillizos que se gestaron cada uno con su placenta y su bolsa, es decir, provienen de tres óvulos diferentes. Es lo equivalente a mellizos cuando el embarazo es doble. En estos casos, mellizos o trillizos pueden ser de diferente sexo y no son iguales, su parecido es como el de dos hermanos de diferentes edades. Vamos, que pueden parecerse o no. 
En el caso de los gemelos (o trigemelos, aunque es una palabra que no se usa, se suele decir trillizos idénticos), un único embrión generado por un sólo óvulo se divide en dos o tres, y por eso son siempre del mismo sexo e idénticos. 
Puede ser que compartan placenta o no, y puede que estén en la misma bolsa o en bolsas diferentes. 
Aunque sean idénticos, los gemelos o trigemelos tienen huellas dactilares diferentes y cada uno tiene también características personales distintas. 

Como os decía, mis trillizos son bien diferentes entre si

Leo, el niño, fue el primero en nacer, con un kilo seiscientos gramos.
Desde bien pequeñito ha demostrado tener buenos pulmones, y es sin duda el que más grita cuando requiere de nuestra atención, aunque debo decir que es el más independiente de los tres. 
Puede pasar mucho rato entretenido jugando solito, montando algún juguete de piezas o apilable, aunque se enfada mucho cuando algo no le encaja y se pone nervioso. Le encantan los libros y los dibujos animados, sobre todo los de Peppa Pig, ¡¡yo diría que es su fan número uno!!
Come de todo y en cantidad, aunque es perezoso para comer solito y prefiere que se lo den. Es brutote aunque muy noble e inocente, y tiene muuuuchas cosquillas. ¡¡Es el rey de mi casa!!

La segunda en nacer (pesó kilo y medio) fue Gemma, que de chiquitita era la más tranquila y paciente y por eso se ganó la fama de "la más buena de los tres"
Con el tiempo ha querido sacarse ese sambenito de encima y ha demostrado que es la que más carácter tiene. Le gusta organizar y distribuir las cosas entre los tres: por ejemplo, cada uno tiene un biberón de agua de diferente color, y ella se encarga de darle a cada hermano el que le corresponde.
Es una pilla y le gusta jugar a quitarles a Leo y Lídia el juguete que tienen en ese momento y salir corriendo para que ellos la persigan llorando y entonces se lo devuelve como diciendo: mira que buena soy. 
En general come muy bien de todo, pero su gran debilidad son los dulces (es capaz de comerse seis o siete buñuelos en un periquete) y las croquetas de la yaya. Es muy rubia y coqueta y tiene una sonrisa que enamora

Lídia es la más chiquitita de los tres y la última que nació. Sólo pesaba un kilo trescientos gramos.
Tenía una gran mata de pelo que le raparon a los pocos días, porque tuvieron que ponerle una vía en la cabecita. Quizás por eso ahora es la que más pelo tiene, una preciosa melenita castaña
Es muy risueña y le encanta cantar. De repente le escuchas "ande ande andeee, la "malimolena" ¡¡en pleno mes de marzo!! o "la lluna la puna vestida de dol", pero además ¡¡ muy bien entonado!! Habla por los codos y lo repite todo. 
Está enamorada de su muñeco Pepito y no sabe dormir sin él. Come bien, pero su pasión es la sopa y el jamón dulce, y es muuuuy dormilona. Ahora todo lo quiere hacer sola -"yo solita", dice- comer, subir las escaleras, peinarse, ponerse las zapatillas... 
Es la chiquitina de la casa, simpática y payasita.

Así son mis trillizos, como veis muy diferentes entre si. Eso si, se adoran entre ellos y cuando uno falta los otros lo buscan. Es maravilloso verles crecer juntos. 





jueves, 19 de marzo de 2015

El baño con trillizos


Es curioso como con el tiempo aquello que parecía incuestionable se da la vuelta como un calcetín y de repente todos nos damos cuenta de que estábamos totalmente equivocados y defendemos a ultranza aquello que habíamos atacado fieramente.



En el caso de los bebés se me ocurren varios ejemplos:
toda la vida diciendo que hay que darles biberón o de mamar cada tres horas y ahora resulta que hay que alimentarlos a demanda;
los expertos nos aseguraban que a los bebés no hay que cogerlos demasiado en brazos porque se acostumbran y ahora nos dicen que cuanto más contacto físico mejor, brazos, brazos y brazos;
los bebés tienen que dormir solitos, como no, pero ahora parece que el colecho (dormir en la misma cama que los padres) gana adeptos a millones cada día.

Pues eso es lo que pasa con el baño diario:

Antes de tener a mis trillizos estaba convencida de que había que bañar a los bebés todas las noches antes de ponerles a dormir, que era algo impepinable ligado a su rutina diaria sí o sí, imprescindible para su correcta higiene y un placentero descanso.


Así que el día que la pediatra me dijo que no era necesario bañar a los niños todos los días me pilló totalmente por sorpresa. Y también, debo confesar,

me produjo cierto alivio pensar que no tendría que desplegar a diario toallas, geles, champús, cremas y demás enseres, además de movilizar a toda la familia para el trabajo en cadena que suponía bañar a tres bebés todas las noches.


Todo empezó con una pequeña bañera, de las adaptables. Se trataba de ponerla sobre la bañera de obra y empezábamos... uno a uno!




Pero la hora del baño no tardó en resultar algo caótica. Era una de las cosas para las que necesitaba ayuda, nunca me vi capaz de bañarlos yo sola porque me montaban la marimorena. Y no por el baño en si (que les gustaba bastante), sino porque mientras bañaba a uno los otros dos se desesperaban de hambre o aburrimiento o sueño o ganas de que los cogiera (que se yo), lloraban y se contagiaban el llanto y al final me entraban ganas de llorar hasta a mi.

Ahora, con dos años, todo es mucho más fácil.

Los tres juntos a la bañera y a disfrutar un ratito. El problema que tengo ahora es que no quieren salir del agua...

Ahora la hora del baño es una fiesta, para ellos y para mí.

Y ya sabéis:  cualquier duda, me la hacéis llegar... entre trillizo y trillizo, intentaré responderos!

lunes, 16 de marzo de 2015

Trucos para organizarme con trillizos.

Aunque para la mayoría de la gente con la que comentaba que esperaba trillizos la gran preocupación era cómo me lo iba a montar para organizarme, yo apenas pensé en eso durante el embarazo. Lo viví con mucha alegría (y poco consciente, la verdad, de los riesgos que corríamos tanto los bebés como yo).
No me planteé hasta que ya estaba bien gordita, cómo haríamos para organizarnos.

Para salir con ellos a la calle, optamos por un carrito doble y uno simple, aunque eso supusiera casi siempre tener que ir dos personas. Así que para pasear casi siempre éramos dos, y alguna vez yo sola con el artilugio casero que une los carritos (lo expliqué en este post, haz clic si quieres volver a leerlo).


Y si se trataba de tenerles en casa durante el día: nada mejor que tres hamaquitas (me fueron súper útiles). Tenían tres posiciones, incluyendo la de cuna totalmente horizontal, con lo que ellos podían dormir o estar un poquito incorporados cuando estaban despiertos. Incluso me sirvieron mucho para poder darles el biberón apoyado en un cojín en algún momento en que me vi apurada y los tres tenían hambre. 

Pero claro, llegó el día en el que ellos ya no querían pasar mucho rato en las hamacas y empezaron a gatear.

Buceando por internet no encontramos ninguna opción que nos convenciera. Y mira que las hay! a unos papás, por ejemplo, se les ocurrió acolchar una habitación para sus bebés.

Así que agudizamos el ingenionació una de las mejores ideas , que      tuvimos cuando eran pequeñitos: el mega parque!!!

Había leído que existían parques para mellizos, pero claro, hasta esos se me quedaban pequeños. Nosotros decidimos crear un parque exclusivo para los trillizos. Su propio parque de juegos uniendo dos parques. El resultado, un súper parque que aunque nos obligó a desalojar medio comedor me sacó de muchos apuros. 
Yo podía cocinar, ducharme, atender una llamada o cualquier otra tarea mientras ellos jugaban en su parque. 
Llegué a pensar que quizás no me serviría de nada, que no querrían estar ahí encerrados. No sólo no fue así...
... niño que venía a casa, niño que se metía en el parque a jugar.

Lo tuvimos poco más de un año y reconozco que lo sacamos con un poquito de pena, porque ya formaba parte del mobiliario de la casa. Con los niños a punto de cumplir dos años, el parque se había convertido en un almacén de juguetes y ya no cumplía la misión para la que fue concebido.
Me alegra saber que ahora disfrutan de él las mellizas de una buena amiga mía. Para nosotros fue ideal y si estás en un caso similar, seguro que también lo puede ser para ti. Para cualquier pregunta, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

Aquí os dejo un video para que veáis cómo resolvimos los problemas de organización. El parque quedó precioso y para los bebés era como su casa!





sábado, 7 de marzo de 2015

Comentarios que hace la gente al ver trillizos (algunos impertinentes) y lo que yo respondo.


Cuando tienes trillizos todo el mundo te advierte del trabajo que se te viene encima, pero nadie te dice que tienes que prepararte para que un montón de gente, te conozca o no, te pare por la calle para felicitarte, preguntarte, aconsejarte, o simplemente comentarte sus impresiones acerca de tener trillizos. 

A mí nunca me molesta que me paren (aunque a veces tenga prisa o pocas ganas de charla con desconocidos) si los comentarios son positivos, o por lo menos, no catastrofistas!!! Porque los hay que te miran como si tuvieras una enfermedad terminal 

Lo más frecuente, la frase estrella: "¿Son tres? ¡Cuánto trabajo!". A esto solemos responder: "no es tanto como parece, es cuestión de organizarse". Lo cual en en fondo es verdad, aunque la ayudita de los yayos es fundamental 

Lo segundo que suelen decir es: "Estarás divertida, eh? Tú no te aburres!" Aquí si que realmente tengo que decir que tienen razón, sobre todo ahora que con dos añitos no paran de hacer monerías. Eso si no se refieren nuevamente a la de trabajo que dar ser mamá de tres (qué flojos son algunos).

Otra frase que escuchamos a menudo: "Ya tienes el trabajo hecho! Te plantarás, no?". Y bueno, sí que me planto por muchos motivos, pero estoy tan contenta de mi faceta de madre, que si me toca una primitiva no descarto aumentar la familia!

Luego están los comentarios curiosos referidos al día a día con los trillizos tipo: "Cómo lo haces para: darles de comer, bañarlos, acostarlos... y si lloran a la vez? Puedes salir sola con los tres?". Estas preguntas tienen diferentes respuestas en función de la edad, no me lo montaba igual cuando eran más bebés que ahora. En el video os lo explico un poco.

También me preguntan como fue el susto de saber que venían tres. Si os acordáis, os lo expliqué en este post (clic aquí para leerlo).

Luego están los comentarios indiscretos sobre el origen de los trillizos: "Habrá sido por tratamiento, ¿no?" Y aquí, os lo digo como lo siento: no me da la gana contestar. Y no porque me importe que se sepa que mis niños son fruto de una fecundación invitro (de hecho os lo cuento abiertamente en este blog), sino porque me parece una pregunta de mala educación si no conozco a la persona que me la está haciendo. Así que suelo contestar: eso no se pregunta

Y por último, los comentarios que realmente me ponen de muy mal humor: los que me compadecen y hasta me dan el pésame!!! Si, si, tal cual. Hay quien me ha dado el pésame. Y ahí mi respuesta es rotunda: no, no me compadezca, estoy muy feliz. Más lo siento yo por usted que no los tiene!!!

Pero la verdad es que la inmensa mayoría de la gente es muy amable y me da la enhorabuena. A estos siempre les doy las gracias de corazón, porque realmente me siento afortunada de ser mama de trillizos.

Os explico más cosas en este video.

Saludos.



 





viernes, 6 de marzo de 2015

Cómo me enteré de que no podía tener hijos de forma natural.


Ahora que hablo con tanta naturalidad de mis trillizos no puedo evitar recordar las lágrimas que llegué a derramar porque no quedaba embarazada. Pasaban los años y a pesar de haber visitado las más prestigiosas clínicas de fertilidad no había manera. 

No puedo explicaros en un sólo post por la cantidad de tratamientos que tuve que pasar, pero os los iré describiendo en próximas entradas. Hoy os explicaré cómo me enteré de que necesitaría ayuda médica para lograr un embarazo. 

Cuando tenía unos 30 años, y después de 5 de casada, decidimos que había llegado el momento de empezar a buscar un bebé. Sin prisa, sin obsesiones, pero ya nos picaba el gusanillo de ampliar la familia. Un mes, otro mes, uno más... bueno, no había por qué preocuparse!!! Se considera que uno puede empezar a pensar en ayuda médica cuando lleva más o menos un año buscando un embarazo. 

En una de mis visitas anuales al ginecólogo, éste decidió hacernos las pruebas básicas para saber por qué no quedaba embarazada. Así entré en "el maravilloso mundo de la infertilidad".

Resultó que tanto de reserva como de calidad ovárica yo estaba perfecta (o sea, tenía buenos óvulos y en una cantidad suficiente como para lograr un embarazo sin problemas). También el seminograma de mi pareja era el idóneo (es decir, había espermatozoides en cantidad y de buena calidad). Así que me enviaron a hacer una prueba de nombre imposible (histerosalpingografía), con la que sabrían como estaban mi útero y mis trompas y qué era lo que estaba interfiriendo en la consecución del embarazo. 

Y así fue como descubrieron que mis trompas estaban obstruidas. El motivo no estaba claro, posiblemente una infección mal curada de la infancia, aunque ahora eso era lo de menos. Había un obstáculo y había que salvarlo: el método para hacerlo era una fecundación in vitro. Yo en realidad no sabía muy bien en qué consistía, había oído hablar de ello pero no podía distinguir entre fecundación in vitro o inseminación artificial

El caso es que comencé a medicarme para el tratamiento convencida de que en poco tiempo estaría esperando un bebé.

No sabía que mi largo y difícil camino hacia la maternidad no había hecho más que empezar.


lunes, 2 de marzo de 2015

Educar trillizos: la tele, los libros...

trillizos, tv
A mis trillizos les apasionan los videos musicales infantiles


Creo que es un gran suerte ser mamá de trillizos, pero pienso sobre todo que ellos son los auténticos privilegiados por tener dos hermanitos de su misma edad.

Ahora que tienen dos años, ya se entretienen mucho jugando juntos, aunque como todos los niños a veces se enfadan y acaban llorando!!! Pero es cierto que como han sido tres desde que nacieron, saben compartir y de hecho cuando les regalan algún juguete en seguida dicen tata también!!! tete también!!! 

Les encanta ir al parque, los libros, y por supuesto la tele. 

Aquí os cuento como se entretienen los trillizos.