Después de que el ginecólogo te anuncia que estás embarazada de trillizos, lo siguiente que te dice es: es un embarazo de riesgo. El mayor riesgo es, sobre todo, que nazcan antes de tiempo y que estén (si me permitís la expresión), a "medio hacer", y por tanto tengan órganos inmaduros y problemas varios, que ya os expliqué en el post "vienen trillizos... queréis que nazcan los tres?" (pincha en el título si quieres volver a leerlo)
A mi me preocupaba eso, claro, pero estaba tan contenta que estuve segura desde el primer día que todo iba a ir fenomenal.
Al margen de los riesgos para mí y para los bebés, lo siguiente que pensé fue: Dios mío!!! Me engordaré muchísimo!!!
¿Os digo lo que me engordé? 8 kilos!!! Si, si!! 8 kilos!!!
Yo tenía unos kilillos de sobrepeso (unos 6 o 7) al principio del embarazo. Pesaba 60,5 kg. Cuando fui a parir pesaba 68,5 kg. Y una vez nacieron los niños me quedé con 53,5 kg. O sea, es como si me hubiera engordado 15 kg de haber estado en mi peso cuando me quedé embarazada.
¿Por qué me pasó eso? Pues porque me pasé el embarazo (especialmente del cuarto al séptimo mes) vomitando. Pero no eran las náuseas típicas de los embarazos, no. No tuve la sensación de asco ni una sola vez. Tampoco se me fue el hambre (tengo que decir que me encanta comer). Sencillamente tenía el estómago tan aplastado por los bebés que aunque me moría de hambre a la que comía dos cucharadas de lo que fuera ya no me cabía más, y casi siempre acababa vomitando "lo sobrante". Y otra cosa que tenía era muuuuucha acidez, provocada por lo mismo.
Por lo demás, ni azúcar, ni tensión alta, ni nada de nada. Bueno, estuve unos días ingresada para que me pusieran un anillo en el cuello del útero y así evitar un embarazo demasiado prematuro. Os lo explicaré en otro post próximamente.
Fue una época de mi vida maravillosa, realmente de "dulce espera" como se suele decir.
Mis bebés nacieron en la semana 32, muy prontito, aunque estaban lo suficientemente maduros como para nacer sin problemas.
Os dejo unas fotos del embarazo.
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